lunes, 12 de julio de 2010

Y la única forma en la que puedo verte, es donde hundes tu dedo índice dentro de tu boca en busca de algún otro saber agrio, muy dentro, porque las colillas se amontonan hundiendo el deseo de inspiración a través de las cenizas, te encierras en tu libertad ignorando la mesa, el papel y la tinta; incluso la misma idea de lo que tratabas de hacer, y escribes pensando que son todos los que esperan por un encuentro con la misma palabra e historia, que surgirían a través de este momento, quizás, lo mismo era para todos y no pasó, a todos, sólo sé que se desvaneció -que no supo venir-.

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