Y de la oscuridad se hizo la luz, creando al mundo dirigido por la mano de Dios, separando a la realidad de la fantasía, creando una puerta entre ambos mundos en los cuales el ser humano se disputa. Los de un lado creen que la verdad se encuentra del otro lado. Ellos piensan que del otro lado es tan sólo un reflejo de la realidad del lado mismo. Los de un lado han desarrollado intentos desesperados de creación para llegar al otro lado del umbral, han creado guerras sin razón, las mujeres se dejan corromper en busca de pasión, los hombres están. El mundo se destruye, junto con él nosotros y junto con nosotros la realidad del lado de la puerta que no hemos podido cruzar. Hacemos promesas a Dioses paganos creyendo que nos ayudaran a llegar del otro lado. Los del otro lado, creen que estos Dioses son de la otra realidad y prometen lo mismo a cambio de respuestas. Abrimos los ojos en un lado de la puerta y creemos que hemos cruzado, pero no entendemos que lado es, porque ambos son tan exactos.
Dicen que por algún lado del mundo un hombre empezó a gritar haber llegado del otro lado de la puerta, sin embargo, no pudo verlo, porque al abrir los ojos dejamos de ver la otra realidad que nos llevaba al otro lado del mundo, el camino que llevaba a cruzar la puerta. También se puede escuchar que este hombre al cerrar los ojos, dejó de ver y condenado a no pertenecer a algún lado del mundo, dejó de ser real y llego a ser fantástico. Sin embargo, otros condenados a la fantasía dieron como testimonio que la puerta no tenía herradura, que esta se abría con cerrar los ojos y dejar de desear llegar del otro lado. Ahora sólo son viajeros que desaparecieron entre ambas dimensiones cuando la puerta se cerró, y los que intentaron dejar de cruzar, no llegaron a ningún lado de la realidad, porque el mundo era el mismo, y la realidad era fantástica.
Dicen que por algún lado del mundo un hombre empezó a gritar haber llegado del otro lado de la puerta, sin embargo, no pudo verlo, porque al abrir los ojos dejamos de ver la otra realidad que nos llevaba al otro lado del mundo, el camino que llevaba a cruzar la puerta. También se puede escuchar que este hombre al cerrar los ojos, dejó de ver y condenado a no pertenecer a algún lado del mundo, dejó de ser real y llego a ser fantástico. Sin embargo, otros condenados a la fantasía dieron como testimonio que la puerta no tenía herradura, que esta se abría con cerrar los ojos y dejar de desear llegar del otro lado. Ahora sólo son viajeros que desaparecieron entre ambas dimensiones cuando la puerta se cerró, y los que intentaron dejar de cruzar, no llegaron a ningún lado de la realidad, porque el mundo era el mismo, y la realidad era fantástica.
Es un tema interesante y sumamente narrativo, casi un cuento borgeano, la verdad en el límite entre lo lírico y lo épico. Eso de la puerta al otro mundo que vale en cuanto puerta, aunque no tenga nada de especial detrás, me recuerda mucho a Fullmetal Alchemist.
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